Beneficios del pilates en el cáncer de mama

Beneficios del pilates en el cáncer de mama

El cáncer de mama es de los tumores más frecuentes en mujeres a partir de los 35 años, según la AECC en España se diagnostican unos 22.000 casos al año. A pesar de que el número de afectados cada año es mayor también lo es la supervivencia. Tras vencerle la batalla al cáncer suelen quedar algunas secuelas como perdida de movilidad y fuerza, así como en el aspecto emocional.

Para conseguir una mejora en la calidad de vida y para volver a estar a punto para el día a día,  se ha demostrado que el ejercicio es una gran elección, ya que no sólo tiene beneficios fisiológicos sino que también al aumentar la capacidad funcional y disminuir la fatiga se consigue mayor control del dolor y del resto de ámbitos cotidianos que reportan a su vez una gran satisfacción personal y que favorecen a reducir de esta manera  la ansiedad y la depresión así como la falta de autoestima tras este duro proceso.

Por estos beneficios y porque es una forma diferente y divertida que se puede trabajar tanto en grupo como de manera individualizada, el método Pilates es una perfecta alternativa. Es un ejercicio de bajo impacto, consistente en realizar ejercicios muy lentos y progresivos que no causan dolor ni te dejan sin aliento. Según se publica en la revista Geysalus, del Grupo Español en Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM), se trata de una actividad física ideal y muy beneficiosa para las mujeres que padecen la enfermedad. Entre sus numerosas ventajas podemos destacar:

-El fortalecimiento de los músculos abdominales y conseguir una buena postura de la espalda, lo que se traduce en una mayor estabilidad.

-Obtener una buena alineación corporal, que ayuda a las mujeres a recuperar la amplitud completa de movimiento a través del pecho y el brazo.

-Reduce la ansiedad y la depresión, mejora de la autoestima, mayor sensación de control y de satisfacción con la vida.

-Recupera la movilidad del hombro y la cintura escapular, lo cual implica una mejora del tono muscular, disminuyendo así la probabilidad de aparición del linfedema.

Al tratarse de un tratamiento terapéutico siempre debe llevarse a cabo por fisioterapeutas o profesionales especializados ya que adaptan la técnica a las necesidades de cada una de las pacientes de forma individualizada, previniendo así la aparición de otras posibles secuelas.