Poliomielitis
La poliomielitis, una enfermedad infecciosa que puede causar discapacidad, suele ser asintomática, lo que favorece su propagación y hace de las campañas de vacunación el único método de control efectivo.
La polio puede llegar a parálisis total o parcial.
Causas
El responsable de la poliomielitis es un pequeño virus que se conoce como poliovirus. Está formado por una estructura de proteínas que contiene material genético sencillo, en forma de ARN. Hay tres tipos diferentes de poliovirus, pero no se han encontrado grandes diferencias en cuanto a su agresividad. El poliovirus se engloba dentro del grupo de los enterovirus, que incluye a otros virus como el Coxackie o el Echovirus. El prefijo 'entero' hace referencia al sistema digestivo del hombre, ya que es el mecanismo de transmisión que utilizan estos virus para propagarse e infectar a las personas.
El virus se propaga por:
- Contacto directo de persona a persona
- Contacto con moco o flema infectados de la nariz o de la boca
- Contacto con heces infectadas
El virus entra a través de la boca y la nariz, se multiplica en la garganta y en el tracto intestinal para luego ser absorbido y diseminarse a través de la sangre y el sistema linfático. El tiempo que pasa desde el momento en que resulta infectado con el virus hasta la aparición de los síntomas de la enfermedad (incubación) oscila entre 5 y 35 días (un promedio de 7 a 14 días). La mayoría de las personas no presenta síntomas.
Síntomas de la poliomielitis
La enfermedad de la polio puede aparecer de cuatro formas diferentes, que se caracterizan por los siguientes síntomas:
- Polio subclínica o abortada: entre 7 y 14 días después de haber entrado en contacto con el poliovirus, el niño infectado puede sufrir un cuadro clínico inespecífico más o menos intenso que dura de tres días a una semana. Los síntomas más frecuentes son malestar general, cansancio, fiebre y dolor de garganta, como cualquier otro cuadro vírico (gripe, citomegalovirus, etcétera). También pueden aparecer vómitos o diarrea, que recuerdan a una gastroenteritis.
- Polio asintomática: en muchos casos la infección por el virus de la polio no provoca síntomas en los niños que se han infectado. O puede ser que los provoque pero sean tan leves que la persona que los sienta no les dé ninguna importancia y no acuda al médico. El 90% de los infectados por poliovirus estarían en esta situación o tendrían una polio subclínica.
- Polio no paralítica o preparalítica: en el 5% de los niños infectados por poliovirus la infección avanza hasta el sistema central. Todos presentan días antes un cuadro de polio subclínica. La afectación del sistema nervioso se manifiesta en dos períodos: un primer momento donde hay picos febriles de hasta 39ºC y dolor de cabeza intenso; un segundo momento en el que aparece rigidez de nuca notable y afectación del sistema nervioso autónomo (taquicardia, sudor frío, diarreas, etcétera).
- Polio paralítica: desgraciadamente en un niño de cada 200 infectados el virus de la polio infecta el sistema nervioso central y lo daña de forma permanente. Este daño se localiza concretamente en las neuronas motoras responsables de inervar los músculos de nuestro esqueleto. Las neuronas que se afectan con más frecuencia son aquellas responsables del movimiento de las piernas. Cuando se dañan estas neuronas, el músculo se atrofia y queda inservible. Con el tiempo la pierna del niño se deforma, deja de crecer, y caminar se vuelve muy difícil.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento es controlar los síntomas mientras la infección sigue su curso. No hay ningún tratamiento específico para esta infección viral.
Las personas con casos graves pueden necesitar medidas de salvamento, particularmente ayuda con la respiración.
Los síntomas se tratan con base en su gravedad. El tratamiento puede incluir:
Antibióticos para las infecciones urinarias.
Calor húmedo (paños calientes, toallas calientes) para reducir el dolor y los espasmos musculares.
Analgésicos para reducir el dolor de cabeza, el dolor muscular y los espasmos (en general, no se suministran narcóticos puesto que aumentan el riesgo de dificultad respiratoria).
Fisioterapia
- Mantener arcos de moviminetos
- Mejorar o aumentar la fuerza muscular del paciente
- Mejorar la propiocepción
- Ejercicios de equilibrio, sentado y de pie
- Reeducación de Marcha
También se dispositivos ortopédicos o zapatos correctivos.
as veces sufría con dolores muy fuertes en la espalda y brazos pero he probado la Fisioterapeutas a domicilio en madrid y me está yendo genial, la recomiendo mucho.
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