La artrosis u osteoartritis (nombre derivado del término anglosajón osteoarthritis, menos usado en la práctica clínica) es una enfermedad producida por el desgaste del cartílago, tejido que hace de amortiguador al proteger los extremos de los huesos y que favorece el movimiento de la articulación. Es la enfermedad reumática que lesiona el cartílago articular. Las articulaciones son los componentes del esqueleto que nos permiten el movimiento y, por tanto, nuestra autonomía funcional y están formadas por la unión de dos huesos a través de la cápsula articular. En el interior de las mismas existe, generalmente, un fluido llamado líquido sinovial que es producido por la membrana sinovial. Los extremos óseos que se unen para formar la articulación están recubiertos por el cartílago articular.
Se presenta de forma prematura en personas con enfermedades genéticas que afectan al tejido conectivo, como el síndrome de Ehlers-Danlos y el síndrome de hiperlaxitud articular. Se sabe, por ejemplo, que en España la padece hasta un 16 por ciento de la población mayor de 20 años y, de ellos, las tres cuartas partes son mujeres.
Esta enfermedad reumática no es hereditaria en el sentido de que no hay un patrón de herencia fijo como puede ser el caso de la hemofilia, pero sí tiene un componente de riesgo genético que, junto con otros factores, puede hacer que aparezca con más facilidad en los sujetos que tienen una historia familiar.
Síntomas de la artrosis
La mayoría de los síntomas de la artrosis derivan del mecanismo y las causas de producción de la enfermedad (ver apartado 'Qué es la artrosis'). No obstante, los síntomas más frecuentes, que suelen aparecer en casi todos los procesos de artrosis son los siguientes:
- Dolor: es posible que el paciente no lo sufra y que se diagnostique la artrosis como mera coincidencia, gracias a alguna prueba radiológica llevada a cabo por otro motivo; pero es muy frecuente que aparezca. Se produce por la degeneración del cartílago y el roce de los dos huesos desnudos, carentes de la protección que les confiere el cartílago. Al principio de la enfermedad, el dolor suele aparecer al mover la articulación; pero cuando se ha instaurado completamente, el dolor suele aparecer con el reposo (por ello, a los pacientes que sufren artrosis desde hace mucho tiempo les suele doler más por las mañanas, durante los primeros minutos en los que deben mover las articulaciones tras la inactividad nocturna).
- Crujidos: suelen aparecer tras un rato de descanso. Al mover la articulación, esta parece estar rígida, como si le faltara lubricación. Se debe al roce de los extremos de los huesos y puede ser otro síntoma de la artrosis.
- Deformación: el crecimiento lateral de los huesos, al reaccionar por la degeneración del cartílago, produce deformidad en la articulación, que se agranda y se hace más ancha. En las manos es muy frecuente la aparición de los nódulos.
- Inflamación y edemas: pueden aparecer procesos inflamatorios y acúmulos de líquido alrededor de la articulación dañada.
Localizaciones frecuentes de la artrosis
Si bien la artrosis se puede presentar en casi cualquier articulación del cuerpo, ciertas localizaciones son mucho más frecuentes. Además, las manifestaciones de esta artrosis pueden presentar pequeñas variaciones en función de la articulación afectada.
Artrosis en las manos
Suele cursar con nódulos o bultos. Son más frecuentes en las mujeres. Los miembros de una misma familia pueden presentar tendencia a sufrirla, si sus antepasados la han sufrido. La primera manifestación suele ser dolor e inflamación en una articulación; y después se va extendiendo a otras. A medida que van apareciendo los nódulos, las molestias van remitiendo, hasta la desaparición total de las mismas cuando la deformación ya está muy avanzada, y el principal problema lo constituye la alteración estética.
Artrosis en la rodilla
El sexo, la edad y la obesidad son muy importantes a la hora de padecer de artrosis en la rodilla. En especial la obesidad, que sobrecarga de peso a la articulación, desencadenando los problemas. Dolor en la cara interna o en la parte anterior de la rodilla. Puede cursar con chasquidos, y aparece a menudo al subir o bajar escaleras. En estados de gravedad mayor, puede aparecer cojera.
Artrosis en la cadera
El dolor suele manifestarse en la ingle. Mejora con el descanso. También puede doler la cara interna del muslo, la rodilla, o incluso la zona de las vértebras lumbares cercana a la cadera. La evolución puede variar mucho; puede permanecer estable o requerir de cirugía. Los movimientos normales pueden estar comprometidos, dificultando acciones tan comunes como abrocharse los zapatos (porque no se puede flexionar la pierna) o cruzar las piernas.
Artrosis en la columna vertebral
En la artrosis de la columna suele aparecer dolor en la región cervical (en el cuello) o en las vértebras lumbares debido a la degeneración del cartílago que, en este caso, facilita el movimiento de las vértebras y el roce entre ellas; los músculos de la zona pueden sufrir contracturas, lo que dificulta el movimiento del cuello o los hombros, en el caso de la artrosis cervical. Se puede transmitir el dolor, debido a la conducción nerviosa, hasta la zona de la cadera, produciendo ciática (dolor en el nervio ciático).
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