Qué es
En condiciones normales, vista de perfil la columna vertebral no es perfectamente vertical, sino que forma una curva hacia adelante (“cifosis”) en la zona dorsal, y unas curvas hacia atrás (lordosis”) en la zona cervical y lumbar. La “hiperlordosis” corresponde al aumento de esas curvaturas, a nivel cervical (“hiperlordosis cervical”) o lumbar (“hiperlordosis lumbar”).
Para que se diagnostique “hiperlordosis”, ese aumento de la curvatura debe ser constante e involuntario, es decir, “estructural”. Eso excluye situaciones en las que la hiperlordosis es transitoria (y, a veces, se busca voluntariamente). Por ejemplo:
- Los cambios de la postura y el reparto de cargas durante el embarazo, incitan a adoptar una postura hiperlordótica (es decir, con la espalda arqueada hacia atrás) para mantener más fácilmente el equilibrio al estar de pie; de hecho, eso es normal.
- Algunos estudios reflejan que llevar zapatos de tacón alto fuerza a mantener una postura hiperlordótica, arqueando la espalda hacia atrás y realzando las nalgas, aunque los resultados de otros estudios son contradictorios.
En algunos casos muy infrecuentes, la hiperlordosis aparece como una manifestación más de enfermedades generales, como la acondroplasia –una forma de enanismo que se acompaña de malformaciones óseas-, o distintas enfermedades neuromusculares muy infrecuentes. En esos casos, la hiperlordosis es sólo un signo más de esas enfermedades, y no es propiamente una afección “de” la espalda (es decir, un “síndrome mecánico del raquis”), por lo que no se tratan aquí.
Por otra parte, los problemas de cadera, y especialmente la luxación congénita de ambas caderas, tienden a desplazar hacia atrás el centro de gravedad, lo que es compensado manteniendo una postura hiperlordótica constante al estar de pie y caminar.
La hiperlordosis “idiopática”, es decir, “constitucional” –en el sentido de que aparece a consecuencia del desarrollo de la columna vertebral en esa persona concreta-, como (eventual) “síndrome mecánico del raquis”, se observa en personas que carecen de otras enfermedades que puedan causarla.Por qué puede doler o causar otros problemas
Durante años, se ha creído que la hiperlordosis era en sí misma una causa de dolor (especialmente lumbar), que lo provocaba directamente o facilitaba que apareciera mediante varios mecanismos, como el aumento del esfuerzo requerido por la musculatura hasta obligarla a sobrepasar su capacidad, o el aumento de la carga sobre el disco intervertebral o la articulación facetaria (lo que podría acelerar su degeneración. De hecho, hay datos que sugieren que la hiperlordosis podría asociarse a un riesgo teóricamente mayor de que fuera más rápido el desgaste del disco intervertebral, tanto a nivel cervical, como lumbar.
Sin embargo, la degeneración del disco intervertebral o la articulación facetaria, no son en sí mismas una causa de dolor y según las pruebas científicas, la hiperlordosis en sí misma tampoco lo es, sino que sólo constituye una “pecularidad” personal que se puede observar de manera casual en las radiografías de muchas personas perfectamente sanas sin que condicione ningún problema especial presente ni futuro.Cómo saber si es la causa del dolor
No lo es. Según las pruebas científicas, puede aparecer dolor de cuello o espalda en una persona con hiperlordosis (cervical o lumbar), pero aparecería igualmente si no la presentara.
¿Es grave?
No; en sí misma es irrelevante.
¿Qué es previsible que suceda?
Lo previsible es que no suceda nada. Es posible que, en el segmento en el que exista (cervical o lumbar), la hiperlordosis acelere algo el proceso de desgaste del disco intervertebral.
En la práctica, eso significa que, si en toda persona sana conviene mantener bien desarrollada la musculatura que participa en el funcionamiento de la espalda (como la musculatura de la espalda –paravertebral- y los abdominales), eso (y especialmente el desarrollo y mantenimiento de unos abdominales potentes) tal vez puede ser más importante en una persona con hipelordosis.
¿Cómo se puede tratar?
No siendo una enfermedad, no requiere tratamiento.
El tratamiento de los pacientes con dolor de espalda que tienen hipercifosis es el mismo que el de aquellos que no la tienen, y la respuesta de los pacientes a esos tratamientos y su evolución no se ve influida por el hecho de que exista hiperlordosis o no. (Kovacs FM, Seco J, Royuela A, Corcoll J, Abraria V and the Spanish Back Pain Research Network. Predicting the evolution of low back pain patients in routine clinical practice. Results from a registry within the Spanish National Health Service. The Spine Journal 2012;12:1008-1020)
Si se desea reducir la hiperlordosis, ya sea por motivos estéticos o para disminuir el eventual riesgo que pueda deparar de desgaste acelerado de los discos intervertebrales o la articulación facetaria, algunos datos sugieren que con ese fin pueden tener efecto algunos programas de ejercicio (centrados esencialmente en el fortalecimiento de la musculatura abdominal y la elongación de la musculatura “isquiotibial” –la que discurre por la parte posterior del muslo-), pueden facilitar la báscula de la pelvis hacia delante y reducir la hiperlordosis. No obstante, la solidez de las pruebas científicas que respaldan ese efecto, es baja.
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