Más a menudo de lo que desearíamos, llama a nuestra consulta algún paciente desesperado solicitando un tratamiento de urgencia. Suelen describir lo que les ha sucedido como “fui a levantarme de la cama y me quedé doblado”. Es una lumbalgia, lumbago o dolor agudo de la zona lumbar; ¿pero qué es el lumbago y qué tipos de lumbago existen?
Consideramos la zona lumbar, aquella parte de la columna vertebral que está situada encima de los glúteos y debajo de las costillas. La columna lumbarcolumna, entre ellas existen unos discos intervertebrales, unos ligamentos y una musculatura concreta. Las contracturas en esa musculatura, inflamación o distensión de esos ligamentos, pinzamiento de las terminaciones nerviosas que recorren la zona o incluso el desgaste de los discos intervertebraleslumbares (hernia discal), son todas posibles causas de la lumbalgia o dolor lumbar.
la componen cinco vértebras y, al igual que las del resto de la
la componen cinco vértebras y, al igual que las del resto de la
La lumbalgia puede ser clasificada según su duración (más de seis a doce semanas ya podría ser considerada una lumbalgia crónica), y también según sus causas y los efectos colaterales que producen, dependiendo de si existe una afectación de las terminaciones nerviosas.
La dolorosa ciática, por ejemplo, consiste en un pinzamiento del nervio ciático, cuyas terminaciones se encuentran entre la quinta vértebra lumbar y la primera del sacro. En muchos casos, este pinzamiento se produce por un deterioro del disco intervertebral (hernia discal), que al afinarse o desaparecer “pilla” esas terminaciones nerviosas del nervio ciático, produciendo un dolor agudo que se irradia hacia el glúteo y cara externa de la pierna.
Sin embargo, no siempre la lumbalgia cursa con ciática. A la hora de establecer un protocolo de tratamiento para la lumbalgia, lo primero que hay que hacer es determinar su origen: el lumbago puede aparecer por causas mecánicas (defectos posturales y del movimiento, movimientos repetitivos o posturas erroneas mantenidas al trabajar, por ejemplo, sobreesfuerzos repentinos como coger peso de forma incorrecta, etc.) o por inflamación debida a alguna patología.
¿Cómo distinguirlas? Cuando la lumbalgia es de origen mecánico, el dolor aparece y se acentúa con el movimiento o las posturas mantenidas. Cuando se trata de un proceso inflamatorio, empeora al tumbarnos y en reposo.
Una vez determinado el tipo de lumbalgia, son muchas las formas de solucionarla dependiendo de la gravedad y etiología de la misma. En la fase aguda, es decir cuando tenemos ese “ataque de lumbago“, el tratamiento de fisioterapia es la opción indicada. El amasamiento y relajación de toda la zona contracturada contribuirá a apaciguar el dolor. En algunos casos se termina el tratamiento aplicando frío local para desinflamar los tejidos, y también es posible aplicar corrientes que relajen la musculatura mediante impulsos.
Si la lumbalgia se cronifica, los ataques agudos sucederán en forma de brotes. Habrá que acudir a medios de diagnóstico médico que determinen si existe una hernia discal y, de ser así, establecer un tratamiento.
Pasar por quirófano es la opción más radical. Antes, existen medidas de prevención y mantenimiento que se pueden tomar. Adoptar seriamente nuevas pautas de higiene postural, especialmente en lo relativo a cargar pesos, posturas en el puesto de trabajo y actividades cotidianas. Practicar deporte regularmente de forma moderada ayudará a mantener la lumbalgia bajo control; por ejemplo, trabajar la musculatura abdominal profunda con métodos como el Pilates, ayuda a crear una faja muscular que sostiene a la columna, liberándola.
Por último, acudir al fisioterapeuta regularmente para descargar la zona y no esperar a que tengamos ya el ataque agudo, nos ayudará a aprender a vivir con esa lumbalgia.
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